¿Pero que significa que algo nos conmociona? ¿Es acaso que nuestro psiquismo como entelequia se ve afectado independientemente de nuestro cuerpo, y de lo que ha pasado en nuestro entorno? Al paralizarnos, reaccionar, gritar o asustarnos, sentimos además taquicardia, opresión en el pecho, sudoración, alteración de la presión arterial, obnubilación, miedo, angustia etc.; hemos puesto en marcha varios mecanismos biopsicológicos.
También es cierto que poco sabemos acerca de lo que ocurre en nuestro cuerpo, y mucho menos cuando éste funciona ajustadamente; es ahí cuando olvidamos más aún el sistema humano, ya que no nos percatamos de todas las actividades que deben ponerse en marcha para que todo parezca como si nada estuviera, pero estando. Nunca pensamos, por ejemplo, acerca de la cantidad de músculos que se ponen en marcha para realizar los movimientos que deberían realizarse para trasladarnos de un lugar a otro. Sólo aquellos que por distintos motivos (traumatismos, parálisis, artritis, etc.) se ven impedidos de llevar a cabo tal conducta tomaran conciencia de las limitaciones de su cuerpo, por ende tomarán conciencia de “su cuerpo”; ya no como algo diferente a sí mismos sino como ellos mismos. Un dolor físico se traducirá en algo más que un dolor del cuerpo, éste se instalará en la totalidad del hombre, inundando su psiquismo, su mente y su vida de relación.
También es cierto que poco sabemos acerca de lo que ocurre en nuestro cuerpo, y mucho menos cuando éste funciona ajustadamente; es ahí cuando olvidamos más aún el sistema humano, ya que no nos percatamos de todas las actividades que deben ponerse en marcha para que todo parezca como si nada estuviera, pero estando. Nunca pensamos, por ejemplo, acerca de la cantidad de músculos que se ponen en marcha para realizar los movimientos que deberían realizarse para trasladarnos de un lugar a otro. Sólo aquellos que por distintos motivos (traumatismos, parálisis, artritis, etc.) se ven impedidos de llevar a cabo tal conducta tomaran conciencia de las limitaciones de su cuerpo, por ende tomarán conciencia de “su cuerpo”; ya no como algo diferente a sí mismos sino como ellos mismos. Un dolor físico se traducirá en algo más que un dolor del cuerpo, éste se instalará en la totalidad del hombre, inundando su psiquismo, su mente y su vida de relación.
Es indiscutible que frente a un simple dolor de cabeza, nuestro humor cambia y nuestras actividades se verán afectadas por ese dolor de cabeza y por nuestro malhumor.Pero también es cierto que frente a un dolor psíquico, por ejemplo por la perdida de un ser querido, nuestro cuerpo también se expresará con opresión en el pecho, que no es más que la expresión somática de la angustia; podemos decir que la angustia se expresa en el cuerpo, “angostando” o estrechando nuestro espacio vital.
Pero también frente a una situación social o por causas sociales, nuestro cuerpo y nuestro psiquismo se afectan. Acontecimientos de la vida en sociedad o hechos que se producen en la comunidad nos afectan, provocando diversas manifestaciones tanto corporales como psíquicas.
A otros niveles de la organización de nuestro organismo sucede exactamente lo mismo. Las células continúan funcionando y reproduciéndose. Su selecta especialización hace que los distintos órganos y sistemas que forman continúen regulando actividades vegetativas como la respiración, la digestión, el crecimiento, independientemente que nosotros les prestemos atención o tengamos en cuenta dichos procesos.
Como estudiosos de la conducta y del comportamiento humano, no podemos desconocer cómo funciona y se ve afectado nuestro cuerpo por las emociones y el medio social y ambiental, y cómo estos últimos influyen modificando el funcionamiento biótico. Es por ello que en la actualidad, el estudio de la conducta y de la actividad cognitiva solamente puede ser entendido desde un enfoque transdisciplinar y desde ópticas integrativistas y desde una visión del humano como unidad biopsicosocial